Una especie de bodas de plata
Exactamente hoy, el 30.01.2022, cumplo un cuarto de siglo viviendo en la isla de mis sueños, La Palma. Algunas personas salen corriendo de la isla, otras se enamoran para siempre de la Isla Bonita. Sin duda, pertenezco al segundo grupo...
Ya en el año 1994, durante mi primera visita a la más noroccidental de las Islas Canarias, me enamoré de ella. ¡Tantos contrastes en un espacio relativamente pequeño! Pequeñas playas de arena negra, bellos pinares, paisajes volcánicos, frondosos bosques de laurisilva y soleadas montañas. Viento cálido en pleno invierno, estar de pie por encima de las nubes y un maravilloso cielo nocturno, como solo lo había experimentado en el Namib con anterioridad. Además, los habitantes eran simpáticos, el queso de cabra artesanal y las vitaminas en forma de frutas exóticas riquísimos... Todo me había conquistado…
El 30 de enero de 1997 me trasladé definitivamente a la isla. Con mi pareja de entonces y con mi madre que requería cuidados. Pero sin trabajo y buscando un alojamiento adecuado. Estaba convencida de que todo saldría viene. En Alemania también tendría que trabajar y pagar un alquiler. Nunca me he arrepentido de esta decisión.
“Caminando” por la isla
Mi primer lugar de residencia fue en Montaña Rajada, en El Paso. Desde septiembre de 2021, esta zona se ha hecho famosa por la erupción volcánica. Luego fuimos a El Remo, directamente a la costa. A continuación, hacia el bello noroeste hasta Garafía. Allí, por desgracia, la subida desde la casa hasta el aparcamiento se hizo demasiado difícil para mi madre. Nos trasladamos a la ciudad de Puntagorda. De ahí a Tinizara (Tijarafe). Una vez más a El Paso, luego fuimos a Puntallana. Ahí se produjo la separación de mi pareja...
A lo largo de los años, mis trabajos también cambiaron. He sido empleada temporal en una agencia de alquiler de alojamientos vacacionales, asistenta de oficina en un centro de buceo, he cuidado fincas, fui ayudante de cocina, dependienta en una panadería, traductora, redactora de revistas locales y digitales, recepcionista en un oasis de belleza y bienestar.
He conocido a muchas personas de diferentes nacionalidades. Amables, molestos, interesantes, verdaderos amigos/amigas.
Viviera donde viviera, siempre disfruté de la naturaleza, intenté aprender algo de mis vecinos, en su mayoría palmeros y palmeras, y escuchando sus historias. Estas experiencias han llenado muchas hojas sueltas y nació la idea de un libro...
Echar raíces y enfermedad
Llegué a Barlovento por mi actual marido en 2001. Siguieron 15 años en el mismo lugar. Ese fue el récord de mi vida. Nunca había vivido tantos años en el mismo sitio. Mi primer trabajo en el noreste fue repartiendo pan. Me sorprendió lo agradecida que estaba mucha gente por este servicio. En los barrios rurales, era bienvenida como compañera de conversación, especialmente para las mujeres rurales mayores. Me ayudó a sentirme en casa y al mismo tiempo me di cuenta de la soledad de muchas personas.
Mi marido y yo cultivamos nuestra propia fruta y verdura. Teníamos conejos, gallinas, perros y gatos. Sus hijos más pequeños estaban a menudo con nosotros. Luego la salud de mi madre fue empeorando. Estuve completamente agobiada. La decisión no fue fácil, pero ella regresó a Alemania a una residencia de ancianos cerca de mi hermano.
Luego empecé a trabajar en la oficina de la ferretería del pueblo. Fueron años muy agotadores. No tanto por el idioma, sino por el horario de trabajo dividido. Entre el trabajo, la casa y el jardín, estaba en constante estrés. No tuve la oportunidad de relajarme. En enero de 2006, tuve mi primer ataque de lupus.
No tuve fuerza, unas erupciones cutáneas fuertísimas y una sensación como si tuviera papel de lija bajo la piel. Pasaron más de dos meses hasta que me diagnosticaron lupus eritematoso cutáneo subagudo - supe que tenía que hacer un cambio fundamental.
Nuevo rumbo
Cuando volví a estar en condiciones de trabajar, lo primero que hice fue insistir en un horario de trabajo más corto y continuo. Todavía estaba muy débil. Los efectos secundarios de la medicación hicieron que aumentaran mis niveles de azúcar y mi presión arterial. Había engordado 10 kilos. Para tomar el sol lo menos posible, empecé a caminar todos los días hacia el atardecer. Al principio solo pude subir un poco el empinado camino, pero no me rendí. Estaba mejorando, pero no bien... Una y otra vez tuve recaídas.
En 2011, mi marido y yo nos quedamos sin trabajo al mismo tiempo. Él se dedicó aún más a la agricultura, yo reuní fuerzas y me uní a un grupo de mujeres palmeras. Conocer a las Mujeres Jeribilla reforzó mi autoconfianza y me reconfortó.
Una y otra vez tomé mis notas recogidas y pensé en mi sueño de escribir un libro. De repente, tuve el concepto claro en mi mente y empecé a escribir. Claudia Gehrke de Konkursbuch Verlag se entusiasmó y la primera edición de mi guía de viajes a través de un año de La Palma "Geheimnisse der Insel La Palma" se publicó en otoño de 2014. La versión española “Vive La Palma” salió en agosto de 2021.
Mientras trabajaba en el libro y durante después de su publicación, entraron en mi vida nuevas personas. Personas a las que también les gusta estar al aire libre, que disfrutan de la naturaleza, las plantas medicinales, los jardines naturales y la fotografía. Y también le debo mi trabajo como redactora en La Palma Travel.
Mi marido y yo nos despedimos de la vida en el noreste en 2016 por varias razones privadas. Encontramos un nuevo hogar en Mazo y he descubierto que es donde me siento de verdad a gusto. Por último, hasta el lupus se ha tranquilizado y estoy bien.
Casi todas las mañanas contemplo el amanecer, me maravilla la lluvia en invierno y disfruto del milagro de la transformación del árido Malpaíses en un mini-oasis verde.
A pesar de experiencias como incendios forestales, inundaciones, la tormenta tropical Delta y la reciente erupción volcánica, agradezco de corazón al destino que me haya llevado a la Isla Bonita...
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